La energía, es un tema apasionante para mí. Si partimos de la base de que todo es energía, desde el fregadero de tu cocina hasta la uña de tu dedo meñique, podemos hacernos una pequeña idea de lo desencaminados que estamos a la hora de vivir de forma plena.
Nadie nos cuenta que somos energía y que todo lo que podemos ver, saborear, oler, tocar y oír también lo es. Hoy me permito apurar un poco más esta frase, también es energía todo aquello que pensamos y sentimos.
Interactuar con la energía que nos rodea es fundamental para entender las reglas del juego de la vida, es imprescindible para vivir una vida satisfactoria y en bienestar, a veces me doy cuenta de que los actuales sistemas de educación y enseñanza se basan en una mentira y por eso cuando somos lanzados a la vida nos sentimos tan perdidos y todo lo que hacemos nos genera un cansancio y un esfuerzo terrible que sólo genera un mínimo resultado.
La clave está aquí, jugamos sin conocer las reglas, jugamos sin herramientas, jugamos sin código.
Pero que significa jugar sin código, significa ir por la vida conduciendo nuestro coche por una carretera de tierra en lugar de por una autopista. Al ir por el camino de tierra, tardaremos más en llegar, llegaremos exhaustos y en ocasiones perjudicados físicamente por el ajetreo, los saltos, los accidentes y la lentitud. La energía nos lleva por la autopista, directos al objetivo, de forma segura y fiable.
Pero los que creemos en la energía (en realidad no hay que creer en ella, porque se puede demostrar su existencia de forma empírica) somos los raros, los hippies, los yoguis y los místicos, los que se salen de la narrativa impuesta vamos. Nunca he sido de creerme todo lo que me cuentan, pero ahora y en la época convulsa en la que vivimos mucho menos. Gracias a un excelente profesor de filosofía que tuve el espíritu crítico y el libre albedrío se apoderaron de mí y se quedaron para siempre, esto me hace investigar, leer, preguntar, informarme y descubrir cosas que nadie me contó, bien por desconocimiento o bien por que se sale de común, y en el peor de los casos porque no interesa.
El caso es que en todos estos años de descubrimientos y experiencias con la energía, sólo te puedo contar una cosa, la energía es la base de la existencia y aprender a trabajar con ella puede aportarte más que 6 años de universidad, un master o un postgrado.
Puede llevarte dónde quieras, salud, dinero, amor, abundancia personal y económica… lo que quieras, el requisito para hacer este trabajo es sólo uno, la honestidad y el compromiso, las dos premisas más importantes de tu código energético.
No existe un código energético generalizado y para todo el mundo, al igual que un alimento no sienta bien a todo el mundo o un color no favorece a la mayoría, para que tu código energético funcione, has de crearlo para ti, en base a tres pilares:
- Lo que fuiste.
- Lo que eres.
- En lo que te quieres convertir.
Para estos tres pilares necesitas las dos premisas que te contaba antes, honestidad y compromiso. Honestidad porque si no te cuentas la verdad, no podrás crear un código energético que funcione y compromiso porque ser honesto con uno mismo es muy duro y te aseguro que a la primera de cambio tu ego te invitará a sacar la bandera blanca de la rendición. Este trabajo no es fácil, pero si te comprometes con el y eres sincero, te permitirá vivir cualquier cosa que quieras vivir.
Un código energético es un conjunto de normas basadas en el camino que quieres recorrer para llegar a cualquier tipo de objetivo o meta que quieras conseguir, y aquí llega la valentía. La valentía es como la sal de la ensalada, agradable en su justa medida, pero incómoda si pones de más.
Cumplir con tu código energético requiere por tanto:
- Honestidad y compromiso para crearlo.
- Claridad para construir el código en base a tus tres pilares.
- Valentía para desarrollarlo.
- Seguridad para no desviarte del código establecido.
Lo más bonito de este camino es que en todo momento eres el responsable de tu conducción, es decir, si te equivocas y giras por la salida que no es, es tu responsabilidad, si tu coche se queda sin gasolina, es tu responsabilidad, si no haces las revisiones pertinentes a tu coche y te deja tirado, es tu responsabilidad. Cuanta responsabilidad ¿no? Si, mucha, pero ¿sabes lo bueno de ser responsable de lo que vives? que puedes cambiarlo en cualquier momento, en cambio, si dejamos la responsabilidad de lo que me ocurre en manos de otra persona, que la situación cambie, depende de esa persona y no de ti, por lo tanto estamos abriendo la puerta a la opción de que esa situación no cambie, y esta es la clave de este proceso, abrir solo la puerta que nos lleva a donde queremos ir, y no dar opción a ninguna otra posibilidad que nos desvíe del camino, esta es la seguridad de la que te hablaba antes.
La energía te puede llevar donde quieras ir, es potencial, cualquier cosa es posible, tu cuerpo es el coche y tu energía la gasolina.
El código energético es el mapa.